Sin duda alguna, estas son tres de las cualidades humanas necesarias para echarse a la espalda la invención de 1.093 patentes.
La pasión por todo lo que investigó e inventó Thomas Alva Edison fue fruto de su tremenda curiosidad por todo lo que le rodeaba, y por el compromiso y empeño en todo lo que se proponía.
Después de miles de intentos con diferentes ideas y prototipos, consiguió crear finalmente la bombilla iluminando las noches del planeta a toda la humanidad.
Las tensiones que tuvo que soportar cuando después de cientos de pruebas volvía a fallar un siguiente intento. La intensidad con la que tuvo que trabajar para conseguir su objetivo final. Y por último, la resistencia física y mental que debía tener para poder mantener el ritmo y llegar finalmente a su meta.
Thomas decía que para desarrollar la bombilla había tenido un 1% de inspiración y un 99% de transpiración.
Irónicamente Thomas tuvo que conjugar sus tres cualidades humanas, con las tres magnitudes físicas tensión, intensidad y resistencia, aplicando la Ley de Ohm para dar con la clave de la bombilla.
Esta es una muestra más de cómo las magnitudes tecnológicas están completamente y estrechamente relacionadas con las cualidades humanas, evolucionando la humanidad y la tecnología hacia un mismo destino.
Su lectura no te dejará indiferente.
Sencillo pero contundente.
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