Desde que el hombre comenzó a controlar la materia a nivel atómico, se desencadenó el origen de la carrera tecnológica. La evolución de la tecnología define un destino a corto plazo sin precedentes en la historia de la humanidad, denominado:
“la singularidad tecnológica”.
No se tardaría mucho tiempo en buscar los efectos prácticos de los descubrimientos físicos sobre la teoría cuántica dando aplicación directa a la ecuación de Schrödinger.
Era el comiendo de la primera revolución cuántica.
A partir de este momento, el hombre era capaz de describir a nivel atómico la materia y a su vez manipularla para obtener comportamientos de la misma, hasta entonces no imaginados. La construcción de materiales semiconductores serían los primeros resultados de dicha comprensión y manipulación.
Un semiconductor permite el paso de la corriente eléctrica ante determinadas condiciones, gracias a la configuración de la construcción del material del que está construido. El transistor, compuesto por tres capas de material semiconductor, permite entregar una señal de salida amplificada, ante las variaciones de una señal de entrada inferior. Fue el primer semiconductor con entidad propia y ladrillo fundamental de la electrónica, inventado en la década de los años cincuenta.
El transistor iniciaría una carrera imparable y con ella toda una invasión electrónica en la cual se fundamenta nuestra sociedad. Una nueva era habría comenzado.
Setenta años después, a las puertas de la segunda revolución cuántica, momento en el que los científicos se están haciendo con las propiedades más enigmáticas que nos ofrece la mecánica cuántica, como la superposición, entrelazamiento, colapso y otros, empresas privadas con gran visión de futuro están invirtiendo elevadas cantidades de dinero en sus departamentos de I+D, relacionadas con esta innovadora ciencia.
Compañías privadas líderes del sector informático, ya se han sumado a la investigación y diseño de los primeros computadores cuánticos, basándose en los principios de la superposición. Lo mismo está ocurriendo con otro gran colectivo de empresas relacionadas con la criptografía cuántica.
Sin embargo, en el terreno de las comunicaciones no está ocurriendo lo mismo. Derivadas de la propiedad del entrelazamiento, las investigaciones sobre comunicaciones cuánticas están prácticamente confinadas en gobiernos y universidades.
Muy pocas empresas privadas del sector de las comunicaciones invierten en investigación aplicada sobre este increíble fenómeno cuántico al que Einstein apodó “La acción fantasmal a distancia”. Seguiremos esperando con gran expectativa la llegada del enigmático fenómeno del entrelazamiento cuántico aplicado a las comunicaciones.
Segunda Revolución Cuántica 